Mariposas

Si no buscas el placer en las pequeñas cosas, no podrás sobrevivir a vivir en soledad.
Si no buscas el placer en las pequeñas cosas, no podrás soportar vivir en soledad.

Quién pudiera volver a sentir mariposas…

Tú y yo entrando en la ciudad a gran velocidad, agarrada a tu espalda y sintiendo con emoción el viento frío en las mejillas.

Una taza de café caliente en una tarde lluviosa, arropada en mi sofá leyendo una revista -o el catálogo de Ikea.

Yo en el autobús nocturno, mirando por la ventana cómo me saludas desde la moto, conduciendo en paralelo a la marcha del autobús.

Un libro que me atrapa y me impide cerrar los ojos e irme a dormir.

Tú y yo en el tejado, fabulando sobre qué estarán haciendo los vecinos bajo de nuestros pies.

Una tarde de invierno en una terraza, con los ojos cerrados y sintiendo el calor del sol en la piel.

Yo bajando a trote las escaleras que llevan de la oficina a la calle, sabiendo que me esperas en la siguiente esquina.

Un desconocido que te da las gracias por haberle ayudado.

Tú y yo descubriendo que una hermosa playa es, además, solitaria.

El ronroneo de un gato satisfecho en mi regazo.

Tú y yo en el mirador del Carmel, con un vaso de vermut en la mano y unas risas.

Un «like» en mi blog.

… Mariposas!

Love after love

Hoy hace un año «que me he quitado». Me he levantado pronto esta mañana y me he dicho a mí misma que debería hacer todo lo posible para que fuera un buen día, para celebrar la superación. He empezado por ponerme guapa, bajar al centro de la ciudad y regalarme un desayuno relajado en la cafetería.

Al salir del trabajo a las seis de la tarde, me he paseado por el centro histórico de la ciudad y he entrado en una de las iglesias más bonitas que hay en Barcelona, Santa Maria del Mar. Me he quedado embobada mirando las altas columnas góticas, he admirado las coloridas vidrieras, y he salido al Passeig del Born con el alma sosegada.

De camino a casa me he acercado a comprar cuatro cosas al paqui, y ya en ella me he puesto cómoda, he consultado el correo electrónico y me he preparado la cena. Tras leer durante una hora tumbada en el sofá, he charlado un ratito con mi madre por el WhatsApp y finalmente, tras recoger un poco, me he desmaquillado. Cuando iba de camino a la cama, me he quedado parada mirándome en el espejo del pasillo.

Entonces han empezado a picarme los ojos y la nariz, y se ha asomado un atisbo de lágrimas. Tras parpadear un par de veces, he recobrado la compostura y he sonreído levemente. He tenido un buen día, un día tranquilo y relajado, un día conmigo misma, y no ha sido ningún drama. Y bien, he pensado, ¿podría pasarme el resto de mi vida así?

Un poema, una respuesta:

Love After Love*

The time will come
when, with elation
you will greet yourself arriving
at your own door, in your own mirror
and each will smile at the other’s welcome,

and say, sit here. Eat.
You will love again the stranger who was your self.
Give wine. Give bread. Give back your heart
to itself, to the stranger who has loved you

all your life, whom you ignored
for another, who knows you by heart.
Take down the love letters from the bookshelf,

the photographs, the desperate notes,
peel your own image from the mirror.
Sit. Feast on your life.

Derek Walcott

*Para los que no lleváis bien el inglés, he aquí una traducción al castellano del poema de Derek Walcott.